Las dos culturas: científicos responsables, intelectuales
luditas
En la primera parte de la lectura Snow hace
referencia a la cultura encaminada por el conocimiento y las clasifica entre
los que quieren saber (científicos) y
los que no quieren saber (intelectuales).
Sin embargo no comparto la crítica que hace de los intelectuales al
decir que son pesimistas ante la revolución industrial. Quizás para esa época era cierto pero viviéndolo
en nuestro presente, las máquinas si están reemplazando la mano de obra de
miles de personas que necesitan de su trabajo para sobrevivir. Tal como lo
informó el diario el mundo en uno de sus titulares “Una fábrica china sustituye
a 600 empleados por 60 robots”, (El mundo España, 2015). Este es una pequeña muestra de cómo lo que
para Snow en su momento era una ayuda para los más necesitados, paso a ser una
gran preocupación para los más necesitados.
La tercera clasificación expuesta por Kagan son las Humanidades en el
siglo XXI, en dónde aclara las diferencias entre estas tres culturas y deja en
evidencia el mal momento por el que están pasando las Humanidades. Es indiscutible que en 1.959 cuando Snow presento su conferencia
sobre las culturas, el área de las humanidades merecían el respeto de la
sociedad en general por sus aportes a la educación, política y cultura en
general. Sin embargo, con el paso del tiempo la filosofía, ética,
la psicología, historia, el arte entre otros ha dejado de ser evidentemente una
prioridad en nuestra sociedad para darle paso a otras ciencias y las
consecuencias no han dado espera.
La falta de valores, cultura, de
apreciación, está formando a los estudiantes y a los ciudadanos de hoy en todo
el mundo y esto deteriora el nivel de vida de los grupos sociales. Las humanidades son importantes en todos los
ámbitos; políticos, industriales,
económicos, educacionales, y su ausencia se ve reflejada en la corrupción y la
falta de conciencia para obrar correctamente. Por esto es necesario darles es
lugar que se merecen, no como parte de otras ciencias por el contrario deberían
ser con base en las humanidades que se deberían formar todas las ciencias y así
intentar encaminar y reestructurar la identidad la población global.
¿Para qué sirve realmente la ética?
Al hacer un análisis consiente de nuestra
sociedad, es evidente que la ética dejo se de una acto de cultura, de
formalidad, de educación, de balance entre el bien y el mal, era una formadora
de la conducta humana. Y ahora es posible decir que la ética tiene un precio y
es negociable. La corrupción y la doble
moral con que las personas actúan son una constante, está presente en todos los
niveles sociales y no discrimina entre estratos o títulos académicos.
Tenemos la libertad de formar nuestro
carácter y resulta confuso entender por qué el hombre tiende a errar en esta
toma de decisiones, por qué preferimos el camino del dinero fácil, o de obtener
lo que se quiere sin mayor esfuerzo, ¿en qué estamos fallando? Ya se ven las consecuencias por la carencia de
ética y si no se corrigen y se orientan el futuro no tendrá un mejor panorama y
sin duda la forma correcta de hacerlo es a través de la educación.
El
egoísmo, la indiferencia, la libertad sin límites que se profesan en las
diferentes culturas, deterioran la vida
de todos, corrompen sus pensamientos y afectan negativamente a los que
están alrededor. Ver el maltrato a una mujer, el abandono de un niño, dejo de
ser una problemática social para convertirse en una costumbre o en un día más
de nuestras vidas. Los corazones y las mentes se están volviendo egoístas.
La moralidad se pone aprueba todos los días
y aun se toman buenas decisiones. El
taxista que regresa la billetera, la maestra que enseña a su estudiante a
perdonar, el hijo que piensa en sus padres antes de actuar. Sin embargo, el
ejemplo que nos dan los que gobiernan y a los que elegimos nosotros, no es el
mejor y ellos si tienen el poder de cambiar pensamientos, por eso el mayor
cambio debe reflejarse en los que ocupan un lugar en la política para devolverle
esperanza al pueblo y demostrarle que si se puede actuar de forma correcta,
honorable, honrada y con justicia.
Ética, economía, y democracia
Es importante reconocer que todas las
profesiones deben tener un nivel ético muy alto, encaminadas a diferentes ramas
de su labor pero siempre nuestras decisiones deben está basadas en la moral y
los valores. En este específico caso se reflexionara sobre la justicia en la
economía.
Cuando lo material tiene mayor valor que el
mismo ser humano y su integridad, podemos decir que hemos tocado fondo. Todos los días la mayoría de las personas se
dirigen a sus trabajos con el fin de obtener un sueldo que supla sus
necesidades pero cuando este dinero no es equivalente con el tiempo invertido,
el esfuerzo mental y físico y peor aún que no es suficiente para la canasta
familiar y las necesidades básicas, los diferentes productos que están en el
comercio empiezan adquirir un nuevo valor que se puede ver desde diferentes
puntos de vista como por ejemplo el tan apreciado liquido (agua) no puede
faltar en el hogar por tal razón las familias se ven obligadas a reprimirse de
carne en la cena (que también es muy importante en la formación de los niños)
para poder el recibo del agua.
Así entonces se puede decir que no hay
justicia en el pago que los empleadores ofrecen a sus empleados. El pago de un salario no es proporcional a la
necesidad del empleado y mientras a
quienes necesitan mucho se les da poco a quienes lo tienen todo les dan más.
Resulta sorprendente creer que un producto
que genere “felicidad” al consumidor deba tener un valor agregado, esto carece
de ética y es clara la injusticia con quien compra el producto, muchas veces no
por placer sino por necesidad. Es un negocio en dónde sin importar el
sufrimiento del consumidor, la prioridad es la ganancia que esté produzca, de
este modo nuevamente se demuestra que lo material tiene mayor valor que el
propio ser humano.
Se debe potencializar la ética en la
economía para intentar favorecer a las personas que no cuentan con los recursos
para satisfacer sus necesidades básicas.
Como consumidora que a través de su trabajo debe adquirir los productos
para su diario vivir y que los puede costear, considero que las empresas y
comercios de grandes marcas deberían por ética, moral y por demostrar su
compromiso con la sociedad en general, donar los productos que van a perecer o
que no fueron consumidos por los clientes habituales a sus empleados o a los
sectores menos favorecidos, en vez de arrojarlos
a la basura. ¿En qué mente cabe preferir desperdiciar que a ayudar?
Como siempre el pueblo trabajador es quien
debe lidiar con las consecuencias de la falta de ética que reina en la economía
de todos los países, mientras no se implante un poco de conciencia social y
ética en la mente de los comerciantes, importadores, negociadores, etc., las
sociedad se estancara porque un pueblo con hambre no progresa.
Y la ética…
Aun cuando este escrito hace referencia a
nuestro país vecino Ecuador, no resulta difícil notar las semejanzas que tienen
con Colombia en cuanto a la crisis ético-moral que estamos viviendo. El hacer
siempre lo opuesto a lo que nos indican; era en la juventud una muestra de
rebeldía, pero que al pasar del tiempo y con la madurez que dan los años lo
continuemos haciendo sin importar el daño que se le hace al otro y a la
sociedad en general, resulta indignante. Esto desde la mirada ética, cuando
nuestros políticos roban, mienten y engañan ¿qué se puede esperar del resto de
la sociedad?
Encontrar un equilibrio entre la ética y la
política seria lo ideal, el verdadero reto es cómo hacerlo, acaso quienes
fueron elegidos por el pueblo no son lo suficientemente inteligentes para
actuar y tomar decisiones inteligentes o no es mejor el bien común que el
beneficio individual…
Si empezamos por cambiar nuestras propio
pensamiento, si damos el ejemplo, si inculcamos en nuestros infantes valores,
lealtad, si les enseñamos claramente la diferencia entre el bien y el mal,
podríamos imaginar que en un futuro lejano, la sociedad pueda estar al mando de
políticos justos y correctos.
Ética urbana
La construcción de un êthos ciudadano
Para hacer un cambio ético favorable en
nuestra sociedad es importante que el espacio que habitamos y en el cual día a
día nos movilizamos, sea un espacio que nos recuerde nuestro deber como
ciudadanos, que nos inyecte una dosis diaria de moral, buenas costumbres, en pocas palabras de Ética.
Cada ciudad enfrenta sus propios conflictos
pero hay algunos que son evidentes en todas la urbes, como el deterioro y
abandono de centros históricos, como ejemplo tenemos en Bogotá el centro de la
capital, que se ha vuelto arquitectónicamente poco agradable a la vista, una
zona inseguridad y una parte de la ciudad escondida para el turista. Zonas así no deberían ser relegadas por el
contrario, se debería rescatar su valor cultural, su arquitectura, apoyar al
habitante de calle y promover la seguridad. La solución no está en esconder el
problema si no en realmente acabarlo de raíz.
La inclusión, justicia y equidad deberían
ser latentes en la sociedad, todos
deberíamos hacer parte de un cambio y no simple espectadores, nos estamos
acostumbrando a vivir con temor, a ver el indigente en la esquina o a ver la
corrupción en cualquier esquina en conclusión no tenemos sentido de pertenencia.
Hablamos de intolerancia como problema
social, sin embargo yo cuestiono el que hacer del pueblo en diferentes casos,
por ejemplo cuando se agrede o maltrata a un animal las personas que sienten
empatía por estas mascotas, hacen presencia en su defensa. Sin embargo cuando
se ve a un niño hambriento y descalzo en la calle la indiferencia es la única
presencia en ese momento y lugar. Como ciudadanos considero que debemos tener
clara las prioridades o por lo menos buscar un equilibrio entre ellas.
La esperanza aún está presente, tenemos la
posibilidad de reivindicarnos es posible que educando a los ciudadanos en
cultura, moral y las leyes que nos acogen podamos tener la urbe con la que
soñamos. Es los colegios debería ser
obligatorio una clase por lo menos semanal sobre cultura ciudadana, Pero también es importante que todos los que
llegan de otras ciudades se apropien y sienta a esa ciudad como suya, que
entienda que se les recibe con los brazos abiertos pero que es necesario por el
bien común cuidar de ella.
Se necesita de mayor presencia de las
autoridades porque es claro que cambiar el pensamiento de toda la población es
imposible y que los grupos delincuenciales estarán presentes y querrán
persistir en sus actos buscando su propio beneficio, pero también es claro que
son una minoría y por lo tanto lo que no debería ser imposible es
controlarlos.
Debemos ser coherentes entre los que
pensamos y lo que hacemos, no es posible que el gobierno me exija ser un
ciudadano de bien, mientras que en su búsqueda de poder y riqueza los políticos
infringen las leyes y en muchos casos estas leyes no aplican para ellos.
El dialogo y la comunicación deben estar
presentes en todas las sociedades, y dichas sociedades deben impulsar una ética
urbana real que controle los comportamientos sociales y que suscite a la buena
convivencia, con espacios que promuevan la cultura y que refleje su propia
identidad.
Bibliografía